Comunicación a velocidad de la luz

En la década de 1950, la gente tenía solo unas pocas opciones para comunicarse a largas distancias: una llamada telefónica, un telegrama o una carta por correo.

Pero luego aparecieron computadoras, Internet y teléfonos móviles. Hoy en día, podemos enviar un correo electrónico, escribir un mensaje de texto corto, publicar en redes sociales o usar cualquiera de las muchas aplicaciones populares de mensajería. Gracias a todas esas opciones, podemos elegir el mejor medio de comunicación para la audiencia y el propósito de nuestro mensaje.

Independientemente de lo que elijamos, nuestros mensajes llegan casi al instante a su destino: van a las bandejas de correo, activan notificaciones en teléfonos o aparecen en los canales de redes sociales.

¿La mejor parte? Todo es asíncrono, así que en realidad no necesitamos dejar todo y responder inmediatamente. Podemos, si lo deseamos, pero también podemos tomarnos nuestro tiempo.

Exploremos el correo electrónico, SMS y redes sociales más profundamente, y consideremos las diferencias en cómo permiten la comunicación y diseminación de información.