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Contenido principal

El ciclo del agua

Aprende cómo se mueve el agua a través de los ecosistemas de la Tierra.

Puntos más importantes

  • La mayor parte del agua de la Tierra es el agua salada de los océanos, solo una pequeña fracción es agua dulce de fácil acceso, que es lo que necesitamos los humanos.
  • El agua que se encuentra en la superficie de la tierra circula rápidamente, pero mucha del agua del planeta se encuentra en el hielo, los océanos y los depósitos subterráneos, y esta circula lentamente.
  • El ciclo del agua es complejo. Involucra cambios en el estado físico del agua así como el movimiento de la misma a través de los ecosistemas y entre ellos.
  • El agua subterránea se encuentra entre las partículas del suelo y en las grietas de las rocas. Los mantos acuíferos son depósitos de agua subterránea que a menudo se aprovechan por medio de pozos.

El agua: ¿por qué es importante?

El agua es extremadamente importante para los seres vivos. Más de la mitad de tu cuerpo es agua y, si analizáramos tus células, ¡encontraríamos que están compuestas por más del 70% de agua! Así que tú, como la mayoría de los animales terrestres, necesitas una fuente confiable de agua dulce para sobrevivir.
El 97.5% del agua de la Tierra es salada. Más del 99% del agua restante está en depósitos subterráneos o en forma de hielo. Así que menos del 1% del agua dulce se encuentra en lagos, ríos y otras formas superficiales disponibles.
La gráfica de pastel muestra que el 97.5%, 1,365,000,000 kilómetros cúbicos, del agua en la Tierra es salada. El 2.5%, 35,000,000 kilómetros cúbicos, es agua dulce. De esta, el 68.9% está congelada en los glaciares o como nieves permanentes. El agua subterránea, como la humedad del suelo, el agua de los pantanos y el permafrost, forman el 30.8%. El 0.3% que queda se encuentra en lagos y ríos.
Esta gráfica no menciona los pequeños depósitos de agua como la atmósfera y los cuerpos de los organismos vivos. Para ver un desglose más detallado, dirígete al sitio web de la USGS Water Science School1. Crédito de imagen: Ciclos biogeoquímicos: Figura 1 de OpenStax College, Concepts of Biology, CC BY 4.0
Muchos seres vivos dependen de este pequeño suministro de agua dulce superficial y la falta de agua puede tener efectos severos en los ecosistemas. Por supuesto, los humanos han desarrollado tecnologías que aumentan la disponibilidad de agua, entre ellas se encuentran la construcción de pozos para llegar al agua subterránea, el acopio de agua de lluvia y la desalinación —remover la sal— para obtener agua dulce del océano. Aun así, hoy en día no siempre hay agua potable y segura disponible en muchas partes del mundo.
La mayor parte del agua de la tierra no circula —se mueve de un lugar a otro— muy rápido. Podemos verlo en la imagen siguiente, en la que se muestra el tiempo promedio que pasa una molécula de agua en cada uno de los principales depósitos de agua del planeta, una medida conocida como tiempo de residencia. El agua de los océanos, el agua subterránea y la que se encuentra en forma de hielo tiende a circular muy lentamente. Solo el agua superficial circula con rapidez.
Las barras de la gráfica muestran el tiempo de residencia promedio de las moléculas de agua en varios depósitos. El tiempo de residencia en los glaciares y el permafrost va de 1,000 a 10,000 años. El tiempo de residencia del agua subterránea va de dos semanas a 10,000 años. El de los mares y océanos, es de 4,000 años. Para los lagos y depósitos es de 10 años, y para los pantanos va de uno a 10 años. El tiempo de residencia en la humedad del suelo es de dos semanas a un año; el de los ríos, dos semanas. En la atmósfera, es de 1.5 semanas. El tiempo de residencia biosférico, dentro de los seres vivos, es de solo una semana.
Crédito de imagen: "Ciclos biogeoquímicos: Figura 3" de OpenStax College, Biology, CC BY 4.0

El ciclo del agua

El ciclo del agua es impulsado por la energía solar. El sol calienta la superficie del océano y otras aguas superficiales, lo que evapora el agua líquida y sublima el hielo, convirtiéndolo directamente de sólido a gas. Estos procesos impulsados por el sol mueven el agua hacia la atmósfera en forma de vapor de agua.
Con el tiempo, el vapor de agua en la atmósfera se condensa en nubes y finalmente cae como precipitación, en forma de lluvia o nieve. Cuando la precipitación llega a la superficie de la tierra, tiene pocas opciones: puede evaporarse de nuevo, fluir sobre la superficie o percolarse, filtrarse, en el suelo.
En los ecosistemas terrestres —que se encuentran sobre la tierra— en su estado natural, la lluvia generalmente golpea las hojas y otras superficies de las plantas antes de caer al suelo. Parte de esa agua se evapora rápidamente de la superficie de las plantas. El agua restante cae al suelo y, en la mayoría de los casos, es absorbida por este.
En general, el agua se mueve sobre la superficie de la tierra como escurrimiento solo cuando el suelo está saturado con agua, cuando la lluvia es muy fuerte o cuando la superficie no puede absorber mucha agua. Una superficie que no absorbe el agua podría ser la roca en un ecosistema natural o el asfalto y el cemento en un ecosistema urbano o suburbano.
El agua se evapora de la superficie del océano y forma nubes por condensación. El agua en las nubes cae como precipitación sobre la tierra o el mar. Las nubes que se forman sobre el mar pueden moverse hacia la tierra. Cuando el agua cae sobre la tierra, puede fluir sobre su superficie, infiltrarse —introducirse— en el suelo o percolarse a través de él, moviéndose hacia abajo hasta convertirse en agua subterránea. El agua subterránea en los niveles superiores puede fluir hacia los lagos, ríos u océanos. El agua más superficial puede ser absorbida por las plantas y puede volver a la atmósfera mediante la transpiración de las hojas. El agua de deshielo y la sublimación de la nieve y el hielo son otros procesos que contribuyen al ciclo del agua.
Crédito de imagen: El ciclo del agua de NOAA National Weather Service Jetstream, CC BY 2.0
El agua en los niveles superiores del suelo puede ser absorbida por las raíces de las plantas. Estas usan una parte del agua para su propio metabolismo y el agua que se encuentra sus tejidos puede pasar al cuerpo de los animales cuando estos se comen a las plantas. Sin embargo, la mayor parte del agua que entra en el cuerpo de una planta se pierde hacia la atmósfera mediante un proceso llamado transpiración. En la transpiración, el agua entra a través de las raíces, viaja hacia arriba por tubos vasculares formados por células muertas y se evapora a través de poros llamados estomas, que se encuentran en las hojas.
Si el agua no es absorbida por las raíces de las plantas, puede percolarse hacia el subsuelo y el lecho de roca, convirtiéndose en agua subterránea. El agua subterránea es la que se encuentra en los poros entre las partículas de arena y grava o en las grietas de las rocas, y es un depósito importante de agua dulce. El agua subterránea poco profunda fluye lentamente a través de los poros y fisuras, y puede encontrar su camino hasta un arroyo o lago, donde se convierte nuevamente en agua superficial.
Parte del agua subterránea se encuentra muy profundo en el lecho de roca y puede permanecer ahí durante milenios. Estos depósitos de agua o acuíferos, generalmente se explotan como fuente de agua potable o de riego mediante la excavación de pozos. Hoy en día, muchos acuíferos están siendo utilizados más rápido de lo que pueden renovarse por la filtración de agua superficial.

El ciclo del agua impulsa otros ciclos.

El ciclo del agua es importante por sí mismo y los patrones de circulación del agua y la precipitación tienen grandes efectos en los ecosistemas de la tierra. Sin embargo, la lluvia y el escurrimiento superficial también tienen una función en la circulación de varios elementos, entre estos el carbono, el nitrógeno, el fósforo y el azufre. En particular, el escurrimiento superficial ayuda a estos elementos a moverse de los ecosistemas terrestres a los acuáticos.
Veremos con más detalle cómo funciona esto en los siguientes artículos, donde examinaremos los ciclos biogeoquímicos de los distintos elementos.

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