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Interacciones ecológicas

"Ningún hombre es una isla". Este dicho también es cierto para los organismos en un ecosistema. Ningún organismo existe en aislamiento.  Los organismos individuales conviven en un ecosistema y dependen el uno del otro.  De hecho, tienen diferentes tipos de interacciones entre ellos y muchas de estas son esenciales para su supervivencia.
Entonces ¿cómo son estas interacciones en un ecosistema? Una categoría de interacciones describe las diferentes maneras en las que los organismos obtienen alimento y energía. Algunos organismos pueden producir su propia comida, mientras que otros la consiguen al comer otros organismos. Un organismo que debe obtener sus nutrientes al comer (consumir) otros organismos se llama consumidor o heterótrofo. Aunque se usan muchas palabras elegantes en las ciencias, la mayoría de ellas provienen del griego o del latín. Por ejemplo, es más fácil recordar la palabra heterótrofo cuando te das cuenta que en griego, "hetero" significa "otro" y "trofo" significa alimento; en otras palabras, los heterótrofos comen otros organismos para conseguir su alimento. Después usan la energía y los nutrientes de esos alimentos para crecer, reproducirse y realizar todas las actividades de su vida. Todos los animales, todos los hongos y algunos tipos de bacterias son heterótrofos y consumidores.
Algunos consumidores son depredadores: cazan, capturan, matan y comen a otros animales, que son sus presas. La presa trata de evitar que se la coman al ocultarse, huir o defenderse usando varias adaptaciones y estrategias. Por ejemplo, el camuflaje de un pulpo o un ciervo, la velocidad de una liebre o de un impala, o la picadura de una abeja o de un erizo de mar. Si la presa no tiene éxito, se convierte en una fuente de nutrientes y energía para el depredador. Si la presa es exitosa y elude a su depredador, este debe gastar energía valiosa para continuar la cacería en otro lugar. Los depredadores pueden también ser presas, según la parte de la cadena alimenticia que observes. Por ejemplo, una trucha actúa como depredador cuando se alimenta de insectos, pero es una presa cuando se la come un oso. Todo depende de los detalles específicos de la interacción. Los ecólogos usan otros nombres específicos que describen qué tipo de alimentos come un consumidor: carnívoros y herbívoros significan consumidores de carne y consumidores de plantas, respectivamente. Los omnívoros consumen tanto plantas como animales. Una vez más, saber la raíz latina ayuda mucho:  "vor" significa "comer o devorar", como en "voraz". Añade "-voro" al final de un término científico para un tipo de comida y describirás lo que come un organismo. Por ejemplo, un insectívoro es un carnívoro que come insectos, y un frugívoro es un herbívoro que come fruta. Esto puede parecer terminología excesiva, pero el uso de términos precisos ayuda a los científicos a comunicarse y a entender cuando se habla de un tipo particular de organismo.
No todos los organismos necesitan comerse a otros para obtener comida y energía. Algunos tienen la increíble habilidad de usar la luz del sol y compuestos químicos simples para hacer (producir) sus propias moléculas alimenticias ricas en energía. Los organismos que usan la energía solar o la energía química para convertir moléculas inorgánicas simples en moléculas orgánicas complejas, como la glucosa, se llaman productores o autótrofos. Y he aquí otra lección rápida de griego: "auto" significa "por sí mismo" y "trofo" significa "comida". Así que los autótrofos se alimentan por sí mismos; ellos hacen sus propios alimentos. Las plantas, las algas y los organismos microscópicos tales como el fitoplancton y algunas bacterias, usan la luz del sol, el agua y el dióxido de carbono para hacer moléculas ricas en energía (en otras palabras, su alimento), mediante un proceso llamado fotosíntesis ("foto" significa "luz" y "síntesis" significa "hacer"; los organismos fotosintéticos utilizan la luz del sol para hacer comida). Algunos productores son quimiosintéticos (usan compuestos químicos para hacer comida) en vez de fotosintéticos: en lugar de usar la luz solar como fuente de energía para producir moléculas ricas en energía, estas bacterias y otros organismos semejantes usan compuestos químicos simples. Los organismos quimiosintéticos viven en lugares donde no hay luz solar, como a lo largo de los respiraderos oceánicos a grandes profundidades en el fondo del océano.
No importa cuánto tiempo tú o una jirafa pasen asoléandose, nunca serán capaces de producir comida tan solo por tomar el sol: jamás podrán fotosintetizar. Solo acabarás con quemaduras en la piel, mucha sed y la necesidad de comer otro organismo, si tienes hambre. Los productores usan los alimentos que fabrican y la energía química que estos contienen para obtener compuestos de carbono y energía que les permiten hacer cosas como crecer, moverse y reproducirse. Cuando un consumidor se come a un productor, obtiene de este los compuestos moleculares y la energía química que se encuentran en el cuerpo del productor. Todas las demás formas de vida dependen de las moléculas ricas en energía hechas por los productores: ya sea de manera directa al comer productores, o bien indirectamente al comer organismos que han comido productores. No es de extrañar que los ecólogos usen términos que describen en qué lugar de la cadena alimenticia opera un consumidor particular. Un consumidor primario se alimenta de productores (por ejemplo, una oruga que come hojas); un consumidor secundario se alimenta de consumidores primarios (por ejemplo, un petirrojo que se come a la oruga). Y puede ir aún más lejos: un consumidor terciario se alimenta de consumidores secundarios (por ejemplo, un halcón que se come al petirrojo). Un solo individuo puede actuar como un tipo diferente de consumidor según lo que coma. Cuando un oso come moras, por ejemplo, es un consumidor primario; pero cuando come un pez, podría ser un consumidor secundario o terciario, ¡depende de lo que haya comido el pez!
Todos los organismos juegan un papel en la trama de la vida y todo ser viviente morirá en algún momento. Aquí es donde entran en acción los carroñeros, los detritívoros (que comen detritos o partes de cosas muertas) y los descomponedores.  Todos estos organismos juegan un papel crítico que a menudo pasa desapercibido al observar el funcionamiento de un ecosistema.  Estos organismos descomponen cadáveres, partes de cuerpos y productos de desecho, y regresan al ecosistema los nutrientes y minerales almacenados en ellos.  Esta interacción es crítica para nuestra salud y para la salud de todo el planeta. Sin estos organismos nosotros estaríamos literalmente sepultados por cosas muertas. Cangrejos, insectos, hongos y bacterias son ejemplos de estos importantes especialistas en limpieza.
Otra categoría de interacciones son las que se basan en una relación estrecha, generalmente de largo plazo, entre diferentes tipos de organismos. Estas interacciones se llaman simbiosis. Los impactos de la simbiosis pueden ser positivos, negativos o neutrales para los individuos implicados. Cuando los organismos se proporcionan recursos o servicios el uno al otro, la interacción es mutuamente beneficiosa. Estas relaciones simbióticas "ganador-ganador" se conocen como mutualismo (+ +). Por ejemplo, las hormigas que viven en un árbol pueden protegerlo contra algún organismo que quiera comérselo y, al mismo tiempo, el árbol ofrece un hogar seguro para las hormigas. Las relaciones simbióticas no siempre son positivas para ambos participantes. A veces hay claros perdedores. Por ejemplo, en el parasitismo (+ -), el parásito se beneficia mientras que el hospedero se perjudica, como es el caso de una garrapata cuando chupa la sangre de un perro. La depredación (+ -) es otra relación ganador-perdedor, pero no es una interacción simbiótica. El depredador se beneficia y la presa tiene un daño letal; pero es una interacción a corto plazo. En el parasitismo, el parásito generalmente no mata a su hospedero, solo se alimenta de él durante el tiempo que esté vivo.
Otras interacciones simbióticas, llamadas comensalismo (+ 0), son beneficiosas para un organismo, pero no afectan al otro de manera positiva ni negativa. La interacción es aparentemente neutral para uno de los organismos. Por ejemplo, un percebe que está pegado a una ballena puede viajar miles de kilómetros colectando y filtrando alimentos de las corrientes de agua. A la ballena no parece afectarle la presencia de estos pequeños polizontes. Sin embargo, quizá estos percebes generan una pequeña resistencia al movimiento de la ballena en el agua, y por lo tanto esta tiene que usar un poco más energía para moverse. En ese caso, habría un impacto negativo para la ballena. A menudo, una investigación más a fondo revela que lo que originalmente se pensaba que era neutral para un participante, y por lo tanto un ejemplo de comensalismo, en realidad tiene un impacto positivo o negativo muy sutil, por lo que la clasificación ya no es comensalismo, sino mutualismo o parasitismo. ¿Un nido de pájaro en la rama de un árbol es un ejemplo de comensalismo o hay alguna ligera ventaja o desventaja para el árbol? Es posible encontrar explicaciones plausibles para cualquiera de los dos casos. Solo una investigación detallada puede proporcionar la información necesaria para responder a la pregunta.
La competencia es un ejemplo interesante de interacciones. Cuando dos organismos compiten o luchan por un mismo recurso limitado, como alimento, refugio, pareja o luz solar, usualmente hay un ganador y un perdedor (+ -); pero si los competidores pelean hasta la muerte y se matan el uno al otro, la interacción se convierte en negativa para ambos (- -). La competencia también es un ejemplo interesante porque puede ser tanto intraespecífica como interespecífica (alerta de idioma: el prefijo "intra" significa "dentro" y el prefijo "inter" significa "entre"). Una interacción intraespecífica ocurre dentro de una misma especie (por ejemplo, dos elefantes marinos machos que compiten por un harén de hembras, o dos plantas de hiedra que compiten por espacio y luz solar), y una interacción interespecífica ocurre entre miembros de diferentes especies (por ejemplo, cuando dos especies distintas de coral en un arrecife compiten por espacio y luz solar, y tratan cada una de sobrepasar a la otra). Si la competencia es a largo plazo y ocurre entre dos especies diferentes, sería otro ejemplo de simbiosis.
En resumen, hay muchos tipos diferentes de interacciones entre los organismos de un ecosistema, y no es inusual que cualquier organismo realice muchas tareas y desempeñe múltiples papeles en distintos momentos. Por ejemplo, los humanos somos consumidores y depredadores cuando cazamos, matamos y comemos otros animales, como un pez o un ciervo, o cuando comemos el pollo que compramos en la tienda o el restaurante. También tenemos muchas relaciones mutualistas con otros organismos, como con nuestras mascotas. La competencia por recursos, ¡y hasta por parejas!, también ocurre entre los seres humanos. Las interacciones entre los organismos, incluidos los seres humanos, son la naturaleza de la vida y tienen un impacto enorme en el funcionamiento y la salud de los ecosistemas.

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