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Biología de bachillerato
Curso: Biología de bachillerato > Unidad 8
Lección 7: El sistema inmunológico- Tipos de respuesta inmune: innata y adaptativa, humoral contra celular
- El papel de los fagocitos en la inmunidad innata o inespecífica
- El reconocimidento de los antígenos propios y extraños
- Introducción a los virus
- Replicación de virus: líticos y lisogénicos
- Repaso del sistema inmunitario
- El sistema inmunológico
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El reconocimidento de los antígenos propios y extraños
Creado por Patrick van Nieuwenhuizen.
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Transcripción del video
El propósito del sistema inmunitario es luchar
contra las bacterias y los virus y otras cosas que no son buenas para el cuerpo. Eso es lo que hace. La pregunta que podemos hacernos es cómo
sabe el sistema inmunitario que no debe atacar a tu propio cuerpo. Puede parecer una pregunta extraña o una
pregunta obvia, pero en realidad la respuesta no es obvia. En este video vamos a ver por qué no es obvia
y cómo el cuerpo realmente evita que su sistema inmunitario se ataque a sí mismo. Otra forma de decir esto es ¿cómo distingue
el cuerpo lo propio de lo extraño? Es decir, cómo distingue entre tu propio
cuerpo, tus propias proteínas, tus propias células y las proteínas o células extrañas
o cosas que no deberían estar en tu cuerpo. ¿Cómo sabe que debe atacar a éstas y no
a éstas? Para saber por qué la pregunta en sí no
es obvia volvamos a hablar de las células B. Aquí tenemos una célula B y este es su núcleo
con algo de ADN y la parte más importante de la célula B, la que más nos importa es
su receptor porque más tarde, si se activa, puede ser liberado como un anticuerpo. Ahora bien, este receptor de la célula B
es el que se va a unir a las bacterias o los virus extraños y este anticuerpo se va a
unir a esas cosas y ayudará al cuerpo a deshacerse de ellas. Lo importante que hay que recordar sobre las
células B es que estos anticuerpos o receptores de células B están codificados en el ADN
de la célula B, pero son diferentes para cada célula B. Cada célula B produce un conjunto único
de anticuerpos y receptores de células B. Les asignaremos colores distintos para que
quede más claro. Aquí hay uno con un ADN ligeramente diferente
y un receptor de células B ligeramente diferente. Lo más importante es recordar que estos receptores
de células B que se convertirán en anticuerpos se generan al azar. El cuerpo mezcla un poco el ADN aquí y crea
un receptor de células B y un anticuerpo únicos para cada célula B. Justamente por eso, porque se crean al azar,
corremos el riesgo de que el cuerpo cree receptores de células B y anticuerpos que puedan reaccionar
contra tu propio cuerpo. Este de aquí, por ejemplo, podría ser bueno,
porque podría atacar a digamos una bacteria de la que quieres deshacerte, eso es bueno. Pero también podría crear fácilmente un
receptor de células B y más tarde un anticuerpo que puede atacar a algo que no quieres que
ataque, como una proteína importante en tu cuerpo, tal vez sea la insulina. No queremos que se cree una célula B que
reaccione a la insulina porque entonces podría empezar a generar anticuerpos que se unieran
a toda la insulina de tu sangre —y si no sabes lo que hace la insulina no te preocupes—,
pero al unirse a la insulina impedirá que ésta cumpla su función, que es muy importante. ¿Cómo puedes evitar que tu cuerpo produzca
células B que reaccionen contra ti? De hecho, no hay manera de evitarlo porque,
como he dicho, este proceso de creación de receptores de células B y anticuerpos es
totalmente aleatorio. No hay forma de evitar que tu cuerpo produzca
células B que reaccionen contra ti mismo. ¿Qué significa eso? Significa que los vas a fabricar igual, pero
debes tener un mecanismo para identificar cuáles reaccionan contra ti y deshacerte
de ellos. Tienes que encontrar la manera de matar a
los que no quieres. Por cierto, aquí estamos hablando de las
células B. Células B. Todo lo que estamos diciendo se aplica también
a las células T. Permítanme dibujar una aquí. Las células T también tienen un receptor
de células T que se genera al azar y quieres que ese receptor de células T sólo reaccione
a cosas extrañas, a cosas que no son propias. Entonces, los procesos de los que vamos a
hablar son igualmente válidos, incluso en algunos casos más válidos para las células
T y las células B. Vamos a ir a la médula ósea para ver cómo
funciona este proceso, y vamos a la médula ósea porque de allí vienen las células
B. Allí es donde obtienen su anticuerpo único,
su receptor de células B. Lo obtienen cambiando un poco su ADN, mezclando
distintos componentes. Veamos un par de estas células B que aún
son jóvenes, todavía no se les ha permitido salir de la médula ósea. No han sido examinadas para ver si tienen
permitido salir. Cada una tiene su receptor único. Vamos a dibujar aquí algunos de esos receptores. Digamos que uno de estos reacciona al propio
cuerpo, es decir, a alguna proteína en tu propio cuerpo y no queremos que lo haga. Repito que esto sucedió aleatoriamente porque
estos receptores realmente se crean al azar. Digamos que la célula B de la que nos queremos
deshacer es esta porque reacciona a… digamos que reacciona a la insulina como aquí arriba. Deberíamos haber dibujado la insulina en
amarillo para mostrar que se une a este receptor. Digamos que esta célula B reacciona a la
insulina. ¿Cómo podemos saber que esta célula B reacciona
a tu propio cuerpo? La respuesta es sencilla. La respuesta es que en la médula ósea están
presentes las diversas proteínas del cuerpo mientras se examinan estas células B. Por ejemplo, aquí habrá un poco de insulina,
una cantidad muy pequeña pero estará allí. También habrá alguna otra proteína. Digamos que la hemoglobina. Habrá alguna otra proteína aquí y otra
por aquí. Todas estas proteínas estarán alrededor. Lo que hace tu cuerpo en esta etapa de desarrollo
es decir: “cualquier célula B que se une a algo en la médula ósea será eliminada”. Esta célula B reconoce a esta proteína de
la insulina y eso significa que se unirá y que causará un pequeño cambio químico
en la célula B y una cosa llevará a otra y todo el sistema se programará para eliminar
esta célula B. Cada célula B que reconozca una proteína
del propio cuerpo, si reconoce esa molécula del propio cuerpo en la médula ósea, morirá. Este proceso funciona porque tu médula ósea
contendrá la mayoría de las proteínas de tu cuerpo. Estarán presentes allí para que te asegures
de eliminar todas las células B que reaccionan al propio cuerpo. Ahora lo que sucede después de este paso
es que estas células que han sido examinadas y aprobadas pueden salir y viajar, por ejemplo,
hasta un nódulo linfático. Viajan a algún lugar donde puedan realmente
estar activos ahora que han pasado por el entrenamiento básico en la médula ósea. Y podrías preguntarte, bueno, pero ¿qué
pasa aquí? ¿Qué pasa aquí cuando una de estas células
B que no reacciona al propio cuerpo interactúa con una bacteria que realmente quieres combatir? ¿Va a pasar lo mismo? ¿Va a morir sólo porque reconoce la molécula
a la que debe unirse? La respuesta es obviamente no. No queremos que esta célula muera porque
la necesitas, porque quieres luchar contra esta bacteria. La razón por la que no muere es porque, estamos
en un entorno diferente. Hay reglas diferentes, hay otras células
distintas a su alrededor y esta célula B ha madurado y ha cambiado. Las reglas son diferentes y no va a morir. La eliminación de las células B que reaccionan
a las proteínas propias del cuerpo es el primero de los dos mecanismos de los que me
gustaría hablar y que el cuerpo utiliza para no reaccionar a sí mismo. En realidad, ocurre exactamente lo mismo con
las células T, excepto que no ocurre en la médula ósea, sino en el timo, porque es
allí donde maduran las células T. En el timo tenemos el mismo proceso en el
que las células T se diferencian y cada una tiene un receptor único y las que reaccionan
al propio cuerpo en el timo son eliminadas. No es un método infalible, de lo contrario
no necesitaríamos el segundo paso. De vez en cuando una célula B se escapará,
una célula B que reacciona al cuerpo. Cada proceso tiene sus errores y es posible
que en la médula ósea no haya la cantidad suficiente de todas las proteínas para identificar
a las células B que reaccionan a una proteína del propio cuerpo. Digamos que esta es una célula B que se escapó
de la médula ósea a pesar de que reacciona al propio cuerpo. ¿Qué va a pasar ahora? Va a encontrar esa proteína con la que reaccionó
al azar, va a encontrar esa proteína que tu cuerpo produce y que tu cuerpo necesita
y se va a unir a ella. ¿Qué va a hacer entonces? Si recuerdas, ahora va a tomar esa proteína,
la va a ingerir, la va a romper en pequeños pedacitos y luego la va a presentar en una
molécula MHC II. Si recuerdas, sólo presentará una pequeña
parte de esa proteína en la molécula MHC II. Tal vez presente una partecita distinta de
la proteína en otra molécula MHC II por aquí, algo así. Lo hace porque necesita una célula T. Aquí hay una célula T. Necesita una célula T que reconozca esa misma
partecita que está en su superficie. Lo necesita para activarse. Va a esperar a que venga esta célula T que
tiene el receptor perfecto. Aquí está esa célula T. Estas dos células van a interactuar y van
a darse una especie de beso intracelular que finalmente va a permitir que esta célula
B se active. Si la célula T no viene y no reconoce el
antígeno al que reacciona la célula B, ésta no puede activarse. Necesita que esta célula T la reconozca. Este es el segundo mecanismo de defensa que
quería mencionar para explicarte que, aun cuando una célula B que reacciona al propio
cuerpo logre escapar de la médula ósea, necesita además que venga una célula T que
reaccione al propio cuerpo para activarse. Tienen que ocurrir las dos cosas: Se necesita
que la célula B burle el proceso de eliminación en la médula ósea y también se necesita
que la célula T burle el proceso de eliminación en el timo para obtener una célula B activa
que comience a producir anticuerpos que reaccionen al propio cuerpo. Por cierto, este beso intracelular suele ocurrir
en el nódulo linfático. Es posible que, al ver todo este proceso,
tengas algunas quejas. Te invito a pensar en cómo podría fallar
este proceso. Una de las cosas que podrías pensar es: ¿qué
ocurre si las bacterias llegan a la médula ósea? Y ciertamente eso es muy, muy posible porque
cuando tienes una infección, ese patógeno puede moverse por tu cuerpo. Si esta bacteria entra en la médula ósea,
¿significa que ahora esta célula B se va a unir a ella y, por lo tanto, va a morir? Porque en esta etapa, cada vez que las células
B se unen a algo, se mueren. La respuesta es sí, esto es exactamente lo
que ocurre. Pero esto no es un gran problema porque, incluso
si tienes esta bacteria aquí en la médula ósea durante una semana o dos o tal vez un
mes, después de que esta bacteria desaparece o se muere, entonces no va a estar más allí
y puedes empezar de nuevo a producir estas células B que reaccionan a la bacteria. Es probable que ya tuvieras una gran cantidad
de estas células B que pueden atacar a esta bacteria. Son células B que ya habías producido previamente
y que ya están en los nódulos linfáticos. Estarán allí para luchar contra la infección,
aunque la bacteria esté en tu médula ósea impidiendo que produzcas más de esas células
B para matarla. Ya tienes algunas de esas células B en los
nódulos linfáticos y pueden proliferar y comandar la batalla desde allí. Ahora bien, aunque tu cuerpo tiene estos mecanismos
para evitar que el sistema inmunológico ataque al propio cuerpo, eso a veces ocurre de todos
modos. El proceso a veces falla y el resultado es
una enfermedad autoinmune. Se llama autoinmune porque eres inmune a ti
mismo. Tu sistema inmunitario básicamente comienza
a atacar tu propio cuerpo y eso puede causar una enfermedad bastante grave. Me gustaría darte un ejemplo para explicarlo
mejor. Esta es una fibra muscular y debido a que
no quieres estar flexionando todos tus músculos todo el tiempo, la forma en que se activan
es por medio de un pequeño receptor que voy a dibujar aquí. Este receptor está listo para recibir pequeñas
moléculas de una neurona, que es parte de un nervio. Recibe pequeñas moléculas de esta neurona
que activan este receptor y por lo tanto activan la fibra muscular. Si quieres tensar esta fibra muscular sólo
tienes que enviar la señal a una neurona y ésta liberará las pequeñas moléculas
que activarán la fibra muscular. En un ejemplo de enfermedad autoinmune tienes
anticuerpos contra este receptor que hay en el músculo. Los anticuerpos se unen al receptor y eso
hace que deje de funcionar. Hace imposible que reaccione a las señales
de las neuronas o hace que el receptor se destruya. Esos son dos mecanismos posibles. En esta enfermedad autoinmune, ¿qué crees
que ocurrirá? Lo que ocurre es que el cuerpo ya no puede
activar las fibras musculares con tanta facilidad. La enfermedad se llama miastenia gravis. "Mi-" viene de “mio-“ que significa músculo
y "astenia" significa debilidad. Entonces significa “debilidad muscular”
y “gravis” significa que es una enfermedad que se agrava con el tiempo. Si no puedes activar las fibras musculares
de tu cuerpo te vas paralizando poco a poco. No necesitas recordar este mecanismo exacto. Eso no es realmente importante. Sólo quería dar un ejemplo de un tipo de
enfermedad autoinmune y cómo funciona.